Cruz de San Benito Abad.

lunes, 8 de agosto de 2011

"la santa muerte"

Hay una "religión" recientemente registrada en la Secretaría de Gobernación como “Iglesia Católica Tradicionalista Mexicana-estadounidense”, con sede en el viejo barrio de San Antonio en el D.F. En realidad más que una religión es una secta que tiende al satanismo.
El culto a la “santa muerte” coincide con el aumento de poseídos por el demonio, porque precisamente Satán ha poseído a algunos de los que pertenecen a esta secta.
El culto a la “Santa Muerte” surge entre personas con poco conocimiento de Cristo y del verdadero Catolicismo. Esta “devoción” ha sido capitalizada por los comerciantes que no tienen escrúpulo en vender lo que sea con tal de tener ganancias. La Iglesia Católica marcó desde un principio la incompatibilidad de la nueva “devoción” con la doctrina cristiana, ya que son “traficantes de Cristo, y hay que estar alerta contra los tales” (Cfr. Didaché XIII, 3-5).
La constante negativa de la Iglesia católica de aceptar el culto a la “Santa Muerte” ha obligado a sus seguidores a tomar una decisión entre ser católicos o ser de esta secta.
En Querétaro llegan a venerar a la Santa Niña Blanca, una estatua cadavérica, a quien un exconvicto puso un “templo”. Desde hace dos años, cada mes, llegan decenas de católicos ingenuos a ver a la Niña Blanca, culto que no sólo no está reconocido por la Iglesia Católica, sino que incluso hace más vulnerables a sus adeptos frente al mal... Por sus frutos se conocen los árboles.
Al principio la devoción a la “Santa Muerte” parecía algo inocente, ya que la Iglesia Católica pide para quienes mueren una muerte santa, pero nunca da culto a la muerte, que es un hecho, no una persona. El patrono de la muerte santa es San José, pero algunos personalizaron a la muerte.
La palabra cadáver es el resultado de un acróstico latino de tres sílabas,
que si se completan nos indican el significado: “carne dada a los gusanos”:
Caro = carne
Data = dada
VERnum = a los gusanos
Esos “peregrinos” dan culto a la muerte, veneran un cadáver, una calaca violenta que representa a la muerte.
Igualmente peligroso es el juego de la ouija. Los jóvenes deben saber que hay fuerzas sobrenaturales que superan al ser humano y, por tanto, no se han de enfrentar.
La intervención de los padres debe ser delicada. Haría falta sobre todo preguntarse qué es lo que pasa en la vida del joven, qué le falta. Si se hacen sesiones espiritistas ("seriamente", no una vez por broma, aunque de todos modos hay que dejar claro que tampoco está bien) o misas negras rudimentarias, hay siempre algo que no va bien. Es importante no mostrarse demasiado escandalizados, porque a menudo el objetivo de estos chicos es justamente el de escandalizar a los padres. Hay que mostrar el carácter mísero de estas prácticas, hacer comprender al joven que el espiritismo juvenil o el satanismo juvenil es una opción de "perdedor", de vencido, que los satanistas no son potentes príncipes de las tinieblas sino pobres diablos. Pero sobre todo hay que proponer. Estos problemas se resuelven cuando los jóvenes encuentran, quizá en compañía de sus padres o en el ámbito de la fe cristiana, experiencias más significativas y atractivas respecto a las pequeñas estupideces del espiritismo y del satanismo.
En Estados Unidos se dio el caso de una señora, Harriet, quién enseñó a su sobrino Robbie a manejar la ouija, y luego ella murió. A partir de aquel momento, Robbie pasaba horas enteras con la ouija, intentando entrar en contacto con su tía difunta. Fue entonces cuando los fenómenos paranormales comenzaron a producirse. Al irse a dormir oía pasos junto a su cama y, durante el día, objetos y muebles pesados se deslizaban por el aire o se volcaban solos. Sus parientes podían ver girar vertiginosamente las sillas en que Robbie se sentaba.
Este adolescente ya no podía siquiera ir al colegio: su pupitre daba saltos y golpeaba los de los demás niños. Había comenzado a volverse hosco y reservado. Además, durante las noches tenía pesadillas en las que parecía hablar con alguien.
Es sabido que la posesión demoníaca se manifiesta, progresivamente, de tres formas: infestación (el demonio actúa sobre la materia circundante y produce fenómenos telequinéticos de toda índole); obsesión (atormenta a la víctima sin hacerla perder el conocimiento pero de modo evidente); y posesión (invade el cuerpo de la persona y lo trata como propiedad suya). Robbie estaba a punto de pasar a la tercera fase.
Los papás del joven gastaron mucho dinero en psiquiatras y médicos, hasta que un pastor protestante les dijo que los expertos en exorcismos eran los sacerdotes católicos. Fueron en busca de uno. Tras haber ayunado, celebrado Misa y hecho su confesión general, un sacerdote inició el exorcismo que habría de prolongarse en sucesivas sesiones. En cada sesión de exorcismo, salían de Robbie grandes cantidades de orina maloliente. Durante otra sesión, al preguntar al demonio su nombre, se dibujó con arañazos sobre el pecho de Robbie la palabra spite (rencor). No obstante, durante el día Robbie era un muchacho normal, algo característico de los posesos. Sólo durante los períodos de crisis, que a veces duraban horas y que, salvo en raras ocasiones, se presentaron siempre de noche, parecía ser otra persona. Chillaba, ladraba, reía diabólicamente, insultaba y maldecía al oír las plegarias o el nombre de Jesús. Cantaba melodías que desconocía. Agitaba los brazos desesperadamente y, en cuanto se veía libre de ataduras, soltaba violentos puñetazos. La lucha contra el mal fue ganando la batalla y finalmente el joven se vio libre de la posesión diabólica. Somos libres: En nuestra mano está el escoger el bien o el mal.

domingo, 7 de agosto de 2011

LOS DIEZ MANDAMIENTOS CONTRA EL DIABLO..DEL CARDENAL ARZOBISPO DE GÉNOVA. ITALIA.

El cardenal Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Génova (Italia), imprimió una carta pastoral en la que enumera los “diez mandamientos” para defenderse del Tentador. 
I. No olvides que el Diablo existe, porque su primera mentira es hacernos creer que no existe.  
II. No olvides que el Diablo es un tentador. No te consideres ni exento ni invulnerable. 
III. No olvides que el Diablo es sumamente inteligente y astuto. Logra su insidia siendo fascinante, como lo hizo con el primer hombre. 
IV.  Sé vigilante: con los ojos y el corazón. Y sé fuerte: es espíritu y virtud. 
V.  Cree firmemente en la victoria de Cristo sobre el Tentador, pues esto te hará seguro e imperturbable incluso ante la agresión más violenta que se desate contra ti. 
VI.  Recuerda que Cristo te hace partícipe de su victoria. 
VII.  Continúa escuchando la Palabra de Dios. 
VIII.  Sé humilde y ama la mortificación. 
IX.  Reza siempre, sin cansarte, para que superes la tentación. 
X.  Adora al Señor tu Dios y solamente a El ríndele culto. 

domingo, 26 de junio de 2011

Rosario de la Liberación



ROSARIO DE LA LIBERACION

Este rosario es basado en la Palabra de Dios y debe ser rezado con fe para glorificar el nombre poderoso de Jesús y pedirle  sanación, salvación y liberación. Debe ser rezado por una intención de cada vez: conversión, familia, salud, trabajo, parientes, amigos, enemigos, etc. Esta intercesión tocará el corazón de Dios, porque ella es realizada en el nombre de Jesús y de acuerdo con la Palabra de Dios, y el efecto de ella se hará sentir rápida y poderosamente.

¡La Palabra de Dios sanando su vida! Haga como millares de personas en todo el mundo y clame: ¡Jesús, ten piedad de mí!
FORMA DE REZARLO:

ROSARIO DE LA LIBERACIÓN
En extrema urgencia, el Rosario de la Liberación puedes rezarlo por siete días, tres veces al día, comenzando con esta oración. Luego, lo puedes seguir rezando las veces que tu corazón te lo pida.
El Rosario de la Liberación comienza con la Oración Inicial y el Credo y termina con la Salve y la Oración Final. En cada cuenta del Padrenuestro, nosotros vamos a proclamar la Palabra de Dios: "Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres" (Juan 8,36).
ORACIÓN INICIAL"Señor Jesús, te agradecemos que, Tú, por Tu misericordia y piedad, hayas suscitado esta oración poderosísima que produce frutos maravillosos de cura, salvación y liberación en nuestra vida, en la familia y en la vida de las personas por las que oramos.
¡Gracias, Jesús, por Tu infinito amor por nosotros! Padre Celestial, nosotros te amamos.
Padre con toda la confianza de hijos, nos acercamos a Ti en este momento y clamamos un gran derramamiento de Tu Espíritu en nuestro corazón.
¡Padre!, queremos vaciarnos de nosotros mismos para que el Espíritu Santo, pueda venir sobre nosotros. Por eso, delante de la cruz de Jesucristo, renovamos nuestra entrega total e incondicional a Ti.
Pedimos perdón por todos nuestros pecados y los colocamos ahora sobre el cuerpo llagado de Jesús.
Nosotros nos vaciamos de todas las aflicciones, preocupaciones, angustias y de todo aquello que nos haya quitado la alegría de vivir. Te entregamos nuestro corazón, en nombre de Jesús.
Padre, colocamos sobre las llagas de Jesús crucificado todas nuestras enfermedades del cuerpo, del alma y del Espíritu; las preocupaciones de y por la familia y el trabajo; los problemas de orden financiero, matrimonial y todas nuestras angustias y aflicciones.
Señor; que el poder redentor de la Sangre de Jesús venga sobre nosotros ahora para limpiarnos y purificar nuestro corazón de toda mala influencia.
¡¡¡Jesús, Ten piedad de mí!!! ¡¡¡Jesús, Ten piedad de____!!! ¡¡¡Jesús, Ten piedad de nosotros!!!
Sí, Padre, Te entregamos nuestras voluntades, flaquezas, miserias y pecados; nuestro corazón, cuerpo, mente, alma y espíritu, en fin, todo lo que somos y tenemos; nuestra Fe, vida matrimonial, familia, trabajo, vocación.
¡¡¡Llénanos con Tu Espíritu, Señor!!! ¡¡¡Llénanos con Tu poder y con Tu vida!!!
¡¡¡Ven, Espíritu Santo de Dios!!! ¡¡¡Ven, en nombre de mi Señor Jesús!!!
Ven y toma forma viva de nosotros, la palabra de Dios proclamada a través de la oración del Rosario de la Liberación y que Él opere en cada corazón la gracia de la cura, salvación y liberación, en nombre de Jesucristo, nuestro Señor, ¡¡¡Amén!!!
CREDO NICENOCreo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios Verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen; y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
SI ORAMOS POR NOSOTROS MISMOSEn cada cuenta del Padre Nuestro:
Si Jesús me libera,
yo seré verdaderamente libre.
En cada una de las cuentas del Ave María:
¡Jesús, Ten piedad de mí!
¡Jesús, sáname!
¡Jesús, sálvame!
¡Jesús, libérame!
SI ORAMOS POR LA FAMILIAEn cada cuenta del Padre Nuestro:
Si Jesús libera a mi familia,
mi familia será verdaderamente libre.
En cada una de las cuentas del Ave María:
¡Jesús, Ten piedad de mi familia!
¡Jesús, sana a mi familia!
¡Jesús, salva a mi familia!
¡Jesús, libera a mi familia!
SI ORAMOS POR UNA PERSONAPor ejemplo, José, lo harás así:
En cada cuenta del Padre Nuestro:
Si Jesús libera a (nombre de la persona por la que se pide liberación),
José será verdaderamente libre.
En cada una de las cuentas del Ave María:
¡Jesús, Ten piedad de (nombre de la persona por la que se pide liberación),!
¡Jesús, sana a (nombre de la persona por la que se pide liberación),!
¡Jesús, salva a (nombre de la persona por la que se pide liberación),!
¡Jesús, libera a (nombre de la persona por la que se pide liberación),!
SALVE¡Dios te salve, Reina y Madre! ¡Madre de misericordia, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra! ¡Dios te salve!
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, Fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clemente! ¡Oh, piadosa! ¡Oh, dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
ORACIÓN FINALSeñor Jesús, Te pedimos perdón por todos nuestros pecados. Pedimos, además, en Tu Nombre a Dios Padre, que Él envíe el Espíritu Santo para que derrame en nuestro corazón el don de proclamar Tu Palabra, con mucha Fe y Confianza, a través del Rosario de la Liberación.
Te pedimos, Jesús, que Tu poder se manifieste en nuestra vida, que Tú realices milagros y prodigios a través de esta poderosísima oración de Fe que no es otra cosa sino la proclamación de tu Palabra.
Amén. ¡Aleluya!


jueves, 16 de junio de 2011

La medalla de san Benito abad.


La medalla de San Benito, propagada en todo el mundo hace más de 300 años, especialmente por los monjes benedictinos, es célebre por su eficacia extraordinaria en el combate contra el demonio y sus manifestaciones; en la defensa contra maleficios de todo género, contra enfermedades, especialmente las contagiosas, contra picaduras de serpientes y otros animales ponzoñosos; en la protección de animales domésticos, vehículos, etc.
La Cruz causa terror a los espíritus malignos, que siempre retroceden ante ella, y apenas la ven se apresuran en soltar su presa y huir. Así pues, esta medalla, que representa en primer lugar la imagen de la Cruz, está en perfecta armonía con la piedad cristiana, y ya sólo por este motivo es digna del mayor respeto. 
La honra de figurar en la misma medalla junto con la imagen de la Santa Cruz fue concedida a San Benito con la finalidad de indicar la eficacia que tuvo en sus manos esta señal sagrada. San Gregorio Magno, que escribió la vida del Santo Patriarca, nos lo representa disipando con la señal de la Cruz sus propias tentaciones, y quebrando con la misma señal hecha sobre una bebida envenenada, el cáliz que la contenía, quedando así patente el perverso designio de los que habían osado atentar contra su vida. Cuando el espíritu maligno, para aterrorizar a los monjes, les hace ver el Monasterio de Montecasino en llamas, San Benito desvanece ese prodigio diabólico haciendo la misma señal de la Pasión del Salvador sobre las llamas fantásticas. Cuando sus discípulos andan interiormente agitados por las sugestiones del tentador, les indica como remedio trazar sobre el corazón la imagen de la Cruz. Por todo ello, es lícito concluir que era muy conveniente reunir en una sola medalla la imagen del santo Patriarca y la de la Cruz del Salvador.
Esto queda aún más claro al considerar que los dos grandes discípulos del siervo de Dios, San Plácido y San Mauro, cuando realizaban sus frecuentes milagros tenían la costumbre de invocar junto con el auxilio de la Santa Cruz, el nombre de su santo Fundador, y así consagraron, desde el principio, la piadosa costumbre expresada más tarde por la medalla. 


Repetidas veces aprobada y alabada por los Papas, la medalla de San Benito, que une a la fuerza exorcizante de la Santa Cruz del Redentor –la señal de nuestra salvación– el recuerdo de los méritos alcanzados por la santidad eximia del gran Patriarca San Benito, es sin duda muy indicada para los fieles católicos. 


Descripción de la medalla

En el frente de la medalla aparece San Benito con la Cruz en una mano y el libro de las Reglas en la otra mano, con la oración: "A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia".  (Oración de la Buena Muerte).

     El reverso muestra la cruz de San Benito con las letras:

C.S.P.B.:      "Santa Cruz del Padre Benito"
C.S.S.M.L. : "La santa Cruz sea mi luz" (crucero vertical de la cruz)
N.D.S.M.D.:  "y que el Dragón no sea mi guía." (crucero horizontal)
En círculo, comenzando por arriba hacia la derecha:

V.R.S.
      "Abajo contigo Satanás" 
N.S.M.V.  "para de atraerme con tus mentiras"
S.M.Q.L.  "Venenosa es tu carnada"
I.V.B.        "Trágatela tu mismo".
PAX          "Paz"

Tales palabras se supone que fueron dichas por San Benito: las del primer verso, con ocasión de la tentación que sintió y de la cual triunfó haciendo la señal de la Cruz; las del segundo verso, en el momento en que sus enemigos le presentaron una bebida mortífera, hecho que puso al descubierto bendiciendo con la señal de la vida el cáliz que la contenía.
El cristiano puede utilizar estas palabras cuantas veces fuere asaltado por tentaciones e insultos del enemigo invisible de nuestra salvación. El mismo Jesucristo Nuestro Señor santificó las palabras Vade retro, satanaApártate, satanás– y su valor es cierto, una vez que el propio Evangelio nos lo asegura. Las vanidades que el demonio nos aconseja son las desobediencias  a la ley de Dios, las pompas y falsas máximas del mundo. La bebida que el ángel de las tinieblas nos presenta es el pecado, que da muerte al alma. En vez de aceptarla, devolvámosle tan funesto presente, ya que él mismo lo escogió como herencia suya.
Basta que alguien pronuncie con fe tales palabras, para sentirse inmediatamente con fuerzas para arrostrar todas las embestidas del infierno. Aun cuando no conociéramos los hechos que demuestran hasta qué punto satanás teme esa medalla, la simple consideración de lo que representa y expresa, bastaría para que la consideráramos una de las más poderosas armas que la bondad de Dios puso a nuestro alcance contra la malicia diabólica. 

Uso de la medalla.
No ignoramos que en este siglo mucha gente considera que el demonio es más bien un ser imaginario y no real; y así, puede parecer extraño que se acuñe y se bendiga una medalla, empleada como protección contra los ataques del espíritu maligno. Sin embargo, las sagradas Escrituras nos ofrecen innumerables pasajes que dan una idea del poder y la actividad de los demonios, así como de los peligros de alma y cuerpo a que estamos continuamente expuestos por efectos de sus celadas. Para aniquilar su poder no basta ignorar a los demonios y sonreír cuando se oye hablar de sus operaciones. No por eso dejará de continuar el aire siempre lleno de legiones de espíritus de malicia, conforme enseña San Pablo; y si Dios no nos protegiese, aunque casi siempre sin que lo sintamos, por el ministerio de los Santos Ángeles, sería para nosotros imposible evitar las innumerables celadas de estos enemigos de toda criatura de Dios.
Ahora bien, el poder de la Santa Cruz contra satanás y sus legiones es tal, que la podemos considerar un escudo invencible que nos hace invulnerables a sus flechas.
Concluimos entonces cuán ventajoso resulta emplear con fe la medalla de San Benito en las ocasiones en que más temamos los embustes del enemigo. Su protección, no lo dudemos, será eficaz contra todo tipo de tentaciones. Numerosos e innegables hechos señalaron su poderoso auxilio en miles de circunstancias en las cuales, o por acción espontánea de satanás, o por efecto de algún maleficio, los fieles estaban a punto de sucumbir ante un peligro inminente. Podremos igualmente emplearlo a favor de otros, como medio de preservación o de liberación, en previsión de los peligros que deban afrontar.
A menudo nos amenazan accidentes imprevistos, en tierra o en mar; si llenos de fe llevamos con nosotros la medalla, seremos protegidos. No hay circunstancias de la vida humana, por más materiales que fueren, en que ya no se haya manifestado por su intermedio, la virtud de la Santa Cruz y el poder de San Benito. Así, espíritus malignos, en su odio contra el hombre, embisten contra los animales empleados en su servicio, contra los alimentos que deben sustentar la vida; su intervención maléfica es muchas veces la causa de las enfermedades que padecemos; ahora bien, prueba la experiencia que el uso religioso de la medalla, acompañado por la oración, opera muchas veces el cese de las celadas satánicas, y un notable alivio en las enfermedades, y a veces hasta una curación completa.
    La medalla de San Benito es un sacramental reconocido por la Iglesia con gran poder de exorcismo.  Como todo sacramental, su poder está no en si misma sino en Cristo quien lo otorga a la Iglesia y por la fervorosa disposición de quién usa la medalla. 

miércoles, 15 de junio de 2011

Sacramentales.

Los sacramentales son signos sagrados, muchas veces con materia y forma, por medio de los cuales se reciben efectos espirituales y que son actos públicos de culto y santificación. Pueden ser “cosas” o “acciones”, por la intercesión de la Iglesia.
Ellos fueron instituidos por la Iglesia, a diferencia de los sacramentos, que fueron instituidos por Cristo. Tienen ciertas semejanzas con los sacramentos. Son signos de la oración de la Iglesia y nos disponen para recibir la gracia.

Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella.

Ejemplos de símbolos materiales sacramentales y que actúan ex opere operantis (obran en razón de la Iglesia):
       -El agua bendita, la más importante

       -Objetos religiosos benditos (cruces, medallas, rosarios ....)

        Ejemplos de “acciones” sacramentales:
        -La bendición, la más importante, porque se implora la protección de Dios.
        -La señal de la Cruz


Cuando utilizamos o recibimos los sacramentales, lo que estamos haciendo es acogernos a la misericordia de Dios y poniéndonos bajo su protección. Debemos de tratarlos con mucho respeto y estar conscientes de lo que significan.

Lo que les hace muy especial es que ellos tienen la bendición del sacerdote, quien ha recibido la unción especial para consagrar aun el pan y el vino para que por el poder del Espíritu Santo se convierta en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Los sacramentales tienen entre otros efectos el de arrojar o reprimir los demonios, y esto por via de impetración, ya que las oraciones de la Iglesia son dignas de ser atendidas.

Cada Católico debería de usar un escapulario, medalla o cualquier otro sacramental, también cada Católico debería de exhibir imágenes de Nuestro Señor, de la virgen y de los santos.

martes, 14 de junio de 2011

Plegarias de Liberación

DEL PADRE GABRIEL ARMOTH.

ORACION CONTRA TODO MAL.


Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso descended sobre mí.
Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.
Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.
Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión y perfidia; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.
Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.
Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por San Miguel Arcángel, por San Gabriel, por San Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.


ORACION POR SANACION INTERIOR.


Señor Jesús, tu has venido a curar los corazones heridos y atribulados, te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón; te ruego, en especial que cures aquellos que son causa de pecado. Te pido que entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos que me han afectado en tierna edad y de aquellas heridas que me los han provocado a lo largo de toda la vida. Señor Jesús, tú conoces mis problemas, los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor. Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en tu corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío. Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación. Cura, Señor, todas esas heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón divino. Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas. Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que tú eres la Resurrección y la Vida. Hazme testigo auténtico de tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y la muerte, de tu presencia Viviente entre nosotros. ¡Amén!


 

PLEGARIA DE LIBERACION.


Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, que nuestros hermanos y hermanas sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.

De la angustia, la tristeza y las obsesiones, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de desorden en la sexualidad , nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto, nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”, por la intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor. ¡Amén!


 ORACION DE LIBERACION


Señor nuestro Jesucristo te adoro, te alabo, te bendigo, gracias por tu infinito amor por el que te has hecho uno de nosotros naciendo de la Virgen María y por el que subiste a la Cruz para dar tu vida por nosotros.

Gracias por tu sangre preciosísima con que nos has redimido.

Con tu sangre preciosísima brotada de tus sacratísimas sienes traspasadas por espinas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de tu hombro y espalda llagados por la Cruz a cuestas: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de tu costado abierto por la lanza: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de tus pies y de tus manos traspasados por los clavos: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Con tu sangre preciosísima brotada de todo tu cuerpo llagado por los azotes: cúbrenos, séllanos, lávanos, purifícanos, libéranos, destruye en nosotros todo pecado, toda iniquidad, todo poder maligno, todo poder satánico.

Tres veces Gloria

Amén, Amén, Amén.


Kyrie eleison. Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu sola voluntad; tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres santos jóvenes; tú que eres doctor y médico de nuestras almas; tú que eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo... haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad; tú, Señor, que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y visita esta imagen tuya, mandando sobre ella el ángel de la paz, fuerte y protector del alma y el cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas; de modo que debajo de ti tu suplicante protegido te cante con gratitud: “el Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre.” “No tendré temor del mal porque tú estás conmigo, tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, padre de los siglos futuros”. Sí Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y salva a tu siervo... de todo daño o amenaza procedente de maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más que bendita, gloriosa Señora, la madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos sus santos. ¡Amén!

 

La Oración De Liberación.

El arma que se usa para arrojar un espíritu maligno de una persona influenciada o poseída por el demonio es únicamente el santo nombre de Dios, ya sea el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo Y la Preciosa Sangre de Cristo.

El arma en los casos de liberación es la oración que se le hace a Dios el Padre en el nombre de Jesús y por el poder de su Preciosa Sangre, las peticiones de intercesión hechas por la Virgen María en respuesta a nuestras oraciones, especialmente el santo rosario, y también las oraciones dirigidas a San Miguel el Arcángel, a los ángeles y a los santos.

De acuerdo al canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia, los fieles no pueden hacer exorcismos.

¿Cómo podemos entonces los fieles de la Iglesia hacer uso del Santo Nombre de Cristo sin desobedecer a la Iglesia?
¿Cómo podemos tener recurso al Santo nombre de Cristo, cuando somos tan afectados por malos espíritus? 

La respuesta es “nuestra oración de liberación”.
 
No hagamos ningún exorcismo, es decir, no le demos ordenes al demonio, ni entremos en diálogo con el de ninguna manera, para no tener que padecer las consecuencias, dejemos que el Santo Nombre de Cristo obtenga de Dios el Padre el poder para expulsar a Satanás de nuestro mundo, invoquemos la preciosa sangre de Cristo para que nos cubra y proteja en todo momento, dejemos que nuestra fe florezca en alabanza y súplica ante el único Dios que nos ha ofrecido su protección.

Debido a las restricciones impuestas sobre los creyentes por la autoridad de la Iglesia para exorcizar, estamos restringidos a hacer oraciones de liberación en las cuales podemos pedirle a Dios el Padre en el nombre de Jesús, por la intercesión de la Virgen Maria y de los santos y por el poder de San Miguel el Arcángel. No por esto vamos a perder nuestra batalla, por el contrario vamos a dejar que el Señor luche por nosotros con la seguridad de la victoria, como cuando Moisés le dijo a los Israelitas antes de cruzar el Mar Rojo.
Éxodo 14:14 El Señor peleará por vosotros.

El arma de nuestra liberación es nuestra propia fe, de la misma manera que Cristo resistió el enemigo en el desierto, ahora nos encontramos en el desierto de la vida donde solo tenemos un arma poderosa que es el Santo Nombre de Jesús. A través de su santo nombre nos llenamos de poder ante el enemigo, no en forma directa sino buscando refugio en la protección que Cristo nos da y de las promesas que nos ha hecho.

Mateo 7: 7’8
7 Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Mateo 18:19 –20 En verdad os digo que si dos aquí en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier petición, así será hecho por mi Padre en el Cielo. Porque donde hay dos o mas reunidos en mi nombre, allí estoy yo entre ellos.

Juan 14:13-14
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14 Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. 




Preparación antes de la Oración de Liberación


Como cuando empezamos una batalla, debemos sentarnos a hacer un estudio de inteligencia sobre el enemigo, debemos de analizar nuestras armas y nuestra capacidad, debemos estar totalmente seguros de que nuestra batalla nos llevará a la victoria.

Tratar de luchar contra el demonio sin conocer las tácticas necesaria para vencerle es como estar desprotegido y meter las manos en un avispero o como jugar con candela.
Primero que todos tenemos que tener la noción de que Dios es el único que puede vencer al enemigo, puesto que solo El es superior al demonio quien fue creado de acuerdo a sus santos designios.

Aquí necesitamos hacer verdadero uso del Trabajo de Dios, no del nuestro, pues Dios definitivamente es el único medio para nuestra liberación.

En cuanto a exorcismo o sea la expulsión del demonio por una orden en el nombre de Cristo, este es asunto exclusivo del Sacerdote autorizado por la Iglesia según canon 1172 del Código de la ley Canónica de la Iglesia Católica.

Repito que no vamos a hacer un exorcismo, vamos entonces a prepararnos para hacer una oración profunda de liberación, la cual envuelve el conocimiento de todo lo mencionado previamente y de las oraciones recomendadas.

También podemos hacer uso de sacramentales tales como un crucifijo que tenga madera (no debe de ser solo plástico o metálico), agua bendita, sal bendita y aceite bendito.
La persona influenciada puede rezar estas oraciones aunque, es muy probable que el enemigo le distraiga y termine haciendo otra cosa.

Por esto recomendamos que se unan por lo menos dos personas fieles a la Iglesia, preferiblemente que asistan diariamente a la Santa Misa.

El día de la oraciones se deben de reunir ojalá en una casa o lugar donde no hayan otras personas que puedan de alguna manera interrumpir o ser influenciadas por la presencia del maligno. Deben primero hablar de Dios, hacer lecturas de la Santa Biblia, y destinar por lo menos unas dos o tres horas para no tener prisas. Si las personas no se encuentran en estado de Gracia, esto es si no han confesado sus pecados recientemente, corren el riesgo de ser escandalizados por el conocimiento del enemigo.

Durante algunos momentos de la oración debemos de arrodillarnos, aunque es mejor estar cómodos y serenos durante la mayoría del tiempo.

Es aconsejable ungir a la persona influenciada con aceite bendito durante la oración de liberación, especialmente cuando se empieza a pedir que el Señor expulse el enemigo. También se recomienda rociar agua bendita en el lugar y bendecidse también.

En las secciones donde aparece el signo de la cruz, se debe pausar, se puede hacer la señal de la cruz, tanto personalmente como sobre la persona por quien se esté rezando.
Es aconsejable hacer copias de la oración para cada uno de los presentes, de esta manera hay mas concentración, aunque solamente una persona debe de leer las oraciones en voz alta, pero todos deben de vivirlas en el corazón.

Se debe de leer muy despacio, como esperando obtener la respuesta a la oración después de cada frase.
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Puesto que es el Espíritu el que comanda y no nosotros, en ningún momento estamos contradiciendo a la Iglesia. El que ora por el bien de un hermano le da Gloria a Dios. Ver Santiago 5:19-20

Advertencias 

El demonio sabe de antemano que se prepara una oración con este fin, normalmente suceden cosas inesperadas como problemas y disgustos que perturban a los que van a hacer la oración, los autos que no arrancan, programas inesperados, chapas que no abren, llaves que se rompen, y otras cosas increíbles que pueden causar la cancelación de la oración, etc., por esto es recomendable que los que van a hacer la oración vayan a la misa ese día o con mas anterioridad a todas las misas que puedan y que ofrezcan la Preciosa Sangre de Cristo para la liberación de la persona que lo requiere.

Al empezar la oración, no se le debe poner mucho cuidado al enemigo si se manifiesta, especialmente con mentiras o con blasfemias. Pues nuestra oración es dirigida a Dios, no al demonio, nuestra conversación es con Dios, no podemos interrumpirla por un dialogo con el enemigo.

Los ruidos o movimientos o gestos hechos por quien se reza, no deben de causarnos miedo, aunque nos tiemblen los pies, esto es natural, pero no debemos interrumpir nuestra oración haciendo diálogo con el enemigo.

Nuestra fe debe de permanecer firme en el Poder de Dios que va a traer liberación a un alma que sufre.

En aconsejable hablar con la persona en cuestión y hacerle sentir arrepentimiento de sus pecados y hacerle afirmar su fe en el Poder de Cristo para su liberación, claro que también se pueden hacer estas oraciones por otra persona a cualquier distancia y con la misma efectividad, pues no tenemos ningún poder o santidad, es Dios que hace su trabajo al escuchar nuestra oración sincera y llena de fe.

Es muy importante no dejarnos llevar de la curiosidad al tener este encuentro con el demonio, al fin y al cabo somos hijos de Dios, creados en su imagen; el demonio también es una creación de Dios y no nos debe de impresionar, el actúa de acuerdo a su naturaleza maligna, nosotros oramos de acuerdo al Espíritu de Dios que nos lleva a buscar su Gracia.